El ejército francés observa las chispas de las armas de los almogávares, comandados por Guillem Galceran de Cartellà, mientras gritan: “¡Despierta, hierro! ¡Despierta, hierro!”.
Esta es la primera batalla en la que se documenta (R. Muntaner) este famoso grito de guerra de los almogávares. Por ello, Guillem Galceran fue llamado posteriormente el conde Despertaferro.